lunes, 16 de noviembre de 2015

Luchas Diarias

Cada uno de nosotros vive a diario sus propias luchas, que recuerdan las célebres batallas que libró el Ingenioso Hidalgo de La Mancha, solo que ahora no son molinos de viento transformados en formidables monstruos por la grande imaginación de Don Quijote, sino más bien pequeños y sutiles monstruos que cada día nos exigen, nos atosigan, nos persiguen. Por ejemplo, en Venezuela cada día es una aventura:
  •  Salir a la calle para ir a trabajar (si tienes empleo), sin saber si regresarás sano y salvo a tu casa (si tienes casa).

  • Hacer cola (esperar por horas y horas) a veces más de 6 horas, para poder comprar artículos de primera necesidad (ahora cualquier artículo es de primera necesidad, porque sencillamente no se consigue nada, perdón casi nada, por lo menos se consiguen “mentá’s de madre” para los gobierneros).

  • Ver que alguien se te cuela delante en la cola, cuando ya tienes 5 horas y estás cerca de llegar para alcanzar la harina o el café o el papel higiénico o las toallas sanitarias o el atún o las pastas o para subirte al autobús.

  • Descubrir que quien te colea en su estudiante universitario, nada más y nada menos que el futuro de mi País, ¿la reserva moral?, vaya panorama el que tenemos por delante, ¿cómo carajos saldremos de este desbarajuste? Si todavía existen personas que sencillamente irrespetan normas elementales, si no hacemos las cosas pequeñas ¿cómo lograremos las grandes cosas?

  • Andar calle arriba, calle abajo, con paso rápido y mirada ávida,  buscando en cada negocio señales de los productos que nos hacen falta en la despensa, escrutar cada bolsa que llevan los demás transeúntes, mirar sobre el hombro, apretar el puño y la mandíbula cuando se te acerca alguien, podría ser un atacante, ¿es paranoia, es locura, sentimiento de indefensión, todas ellas o ninguna de ellas?   



Sancho P.

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